Entra Dolores, la Perdida.
DOLORES:
– ¿Y yo quién soy? ¿Puede alguien decirme quién soy?
(Silvia y Marta se miran sorprendidas).
MARTA
(A Silvia)
–¿Quién es?
DOLORES:
– Eso es lo que yo quiero saber ¿Quién soy?
SERENA
– ¿Pero usted es de acá?... quiero decir... ¿del pueblo?... de... (a Lula) Ayudame querida ¿¡Qué es esto!?
DOLORES:
– Yo no sé quién soy. ¿Usted sabe quién soy?
LULA
– ¿Quién yo?
DOLORES:
– ¿Usted puede decirme quién soy?
SERENA
(Buscando con la mirada a Nacho)
– ¿Usted sabe quién es?
NACHO
– ¿Quién?
LAS DOS:
– ¡Ella!
DOLORES:
– ¿Dónde estoy?
NACHO
– Ah, no, bueno... en realidad no sé, está perdida. No podemos saber quién es... ni ella misma no sabe. Se llama Dolores.
SERENA
– ¿Y quién es Dolores?
NACHO
– Ella.
DOLORES:
– ¿Dónde estoy? ¿Quién soy?
LULA
– Pero entonces sabe quién es...
NACHO
– No, bueno... este...
SILVIA
– Yo me refiero a... ¿Qué papel tiene en la historia?.
NACHO
– Ah, no sé.
MARTA
– ¡Pero cómo! ¿Usted no la conoce?
NACHO
– No.
SILVIA
– Pero si recién dijo que se llama Dolores...
NACHO
– Eso dicen.
DOLORES
(Como en una letanía)
– ¿Alguien me puede decir quién soy?
MARTA
(A Silvia)
– ¿Y ahora? ¿Qué hacemos?
DOLORES:
– ¿Dónde estoy? ¿De dónde vengo? ¿Dónde estuve? ¿Por qué me fui?
SANDRA
(A Ely)
– ¡Qué mal viaje! ¿No, nena?
ELY
(Soltando una carcajada)
– Si...
DOLORES:
– ¿Usted sabe de dónde vengo? Dígame, por favor... ¿Sabe quién soy?
(Ely y Sandra se ríen).
NACHO
– Chicass...
SANDRA
– ¿Qué pasa Nacho? ¿Te asusta la idea de perderte? ¿Vos nunca te perdiste, Nacho?
ELY
(Cuchicheando)
– Apuesto a que sí.
NACHO
– ¿De qué están hablando ustedes dos?
ELY
(Acercándose a Nacho)
– Vamos Nacho, contame algún viaje.
DOLORES:
– ¿A dónde vamos? ¿Dónde estoy?
SANDRA
– Tené cuidado nena, que te podés quemar.
ELY
(Se acerca más a Nacho y mirándolo fijamente le roza el pecho con la mano)
– ¿Estuviste en México?
Dolores:
– ¡Fuego! ¡Fuego! ¿Dónde estoy? ¿Quién soy? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?
(Ely riéndose se aleja de Nacho).
SANDRA
– Nacho...
NACHO
(Apesadumbrado)
– Ahora vengo (sale).
LULA
– ¿Serena?
SERENA
– Sí, Tula
LULA
(Resignada sigue)
– ¿Trabaja bien el amigo de Escorpión?
SILVIA
– No sé, Marta.
MARTA
– ¡Silvia!
SILVIA
– Ay, perdón.
SANDRA
– Nena ¿Siempre tratás así a los hombres?
ELY
– No, solamente si viajaron...
SANDRA
– ¿Y eso que cambia?
ELY
– Que hay gente que no sabe dónde está.
SANDRA
– ¡Cómo La Perdida!
ELY
– Solamente los que viajan saben dónde están, por lo menos alguna vez. El que no camina se pierde...
DOLORES:
– Y yo... ¿Dónde estoy? ¿Quién soy? ¿Para qué?
SANDRA
– ¡¿Para qué?!
ELY
– ¿Para qué, qué? ¿Por qué? en todo caso...
SERENA
– Ay, ay, ay, ay ... No se puede ya, no saber lo que se sabe...
LULA
– Shhh... ¿Escuchó?
SERENA
(Descontrolada)
– Sí, si, ¡Claro que escuché! ¿Cómo no voy a escuchar? ¡La sarta de pavadas que dice esta mujer... cada vez que aparece!
LULA
(Sorprendida)
– ¡Serena!
SERENA
(A Dolores)
– ¡Váyase! ¡Váyase!
LULA
(Intentando apaciguarla)
– Serena... cálmese, ¿qué le pasa?
SERENA
(Como si nada hubiera pasado)
– ¿A mí? ¿Por qué, querida?
(Dolores se va, Lula y Serena hablan las dos al mismo tiempo).
LULA
– ¿Por qué se descontroló de esa manera?... me asustó... está bien que esa mujer era exasperante... pero no tenía por qué ponerse así... gritándole... a una pobre mujer perdida e indefensa que lo único que quería era saber quién era... o acaso usted sabe que lo sabía y lo estaba haciendo a propósito. Pero... ¿Con qué objeto?... si al fin y al cabo ese es su problema y no sé por qué nosotros, que no sabemos nada, tenemos que alterarnos por tan poca cosa... ¿O acaso alguien lo sabe, y?... A propósito...
SERENA
– ¿Qué se cree, esa? ¿Qué va a venir acá a reclamar qué? Si al fin y al cabo siempre fue una perdida... y ahora viene con esos aires de mosquita muerta... a preguntar quién es... je, como si no lo supiera... porque no me va a decir a mi que alguien que anda por ahí tan alegremente no sabe quien es... y por qué nosotros tendríamos que saberlo... y aunque lo supiera quién dice que se lo tendría que decir a ella... que se aparece así de la nada... tan despistada ella...
(Vuelve a coincidir el diálogo)
LULA
– ¿Dónde está Nacho?
SERENA
– Salió un momento... (retomando su habitual candidez) Digamé, querida ¿A usted le gustan las plantas? Ay, creo que ya se lo pregunté ¿no?
LULA
(Más reposada)
– No... no me preguntó, pero si quiere saber... me gustan los jazmines...
SERENA
– Ah, yo sabía, ¿a quién no le gustan los jazmines?. Aunque... ¿le digo la verdad? a mí me encanta todo lo verde... las margaritas, los helechos, los gladiolos, las cotorras, los dólares, las esmeraldas, los...
LULA
– Pero... Serena, estábamos hablando de plantas...
SERENA
– Ay, si, lo que pasa es que yo, cuando hablo de plantas, me pierdo... me voy a la estratósfera ¿vio? Igual que cuando me preguntan de mis caballos... Rodolfo con sus ojos color café y el Idelfonso, que tiene los ojos tan celestes...
LULA
(Interrumpiéndola)
–Si, ya me contó... que parece Pegaso surcando el firmamento y todo eso...
SERENA
–Ay, si tiene razón,... pero es que esta mujer me puso tan nerviosa...
LULA
(Tratando de escuchar)
–Shhh... ¿Escuchó? Ahí está otra vez
SERENA
(Intrigada)
–¿Qué?
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