Secuencia 6

Entra Dolores, la Perdida.

DOLORES:
– ¿Y yo quién soy? ¿Puede alguien decirme quién soy?

(Silvia y Marta se miran sorprendidas).

MARTA
(A Silvia)
–¿Quién es?

DOLORES:
– Eso es lo que yo quiero saber ¿Quién soy?

SERENA
– ¿Pero usted es de acá?... quiero decir... ¿del pueblo?... de... (a Lula) Ayudame querida ¿¡Qué es esto!?

DOLORES:
– Yo no sé quién soy. ¿Usted sabe quién soy?

LULA
– ¿Quién yo?

DOLORES:
– ¿Usted puede decirme quién soy?

SERENA
(Buscando con la mirada a Nacho)
– ¿Usted sabe quién es?

NACHO
– ¿Quién?

LAS DOS:
– ¡Ella!

DOLORES:
– ¿Dónde estoy?

NACHO
– Ah, no, bueno... en realidad no sé, está perdida. No podemos saber quién es... ni ella misma no sabe. Se llama Dolores.

SERENA
– ¿Y quién es Dolores?

NACHO
– Ella.

DOLORES:
– ¿Dónde estoy? ¿Quién soy?

LULA
– Pero entonces sabe quién es...

NACHO
– No, bueno... este...

SILVIA
– Yo me refiero a... ¿Qué papel tiene en la historia?.

NACHO
– Ah, no sé.

MARTA
– ¡Pero cómo! ¿Usted no la conoce?

NACHO
– No.

SILVIA
– Pero si recién dijo que se llama Dolores...

NACHO
– Eso dicen.

DOLORES
(Como en una letanía)
– ¿Alguien me puede decir quién soy?

MARTA
(A Silvia)
– ¿Y ahora? ¿Qué hacemos?

DOLORES:
– ¿Dónde estoy? ¿De dónde vengo? ¿Dónde estuve? ¿Por qué me fui?

SANDRA
(A Ely)
– ¡Qué mal viaje! ¿No, nena?

ELY
(Soltando una carcajada)
– Si...

DOLORES:
– ¿Usted sabe de dónde vengo? Dígame, por favor... ¿Sabe quién soy?

(Ely y Sandra se ríen).

NACHO
– Chicass...

SANDRA
– ¿Qué pasa Nacho? ¿Te asusta la idea de perderte? ¿Vos nunca te perdiste, Nacho?

ELY
(Cuchicheando)
– Apuesto a que sí.

NACHO
– ¿De qué están hablando ustedes dos?

ELY
(Acercándose a Nacho)
– Vamos Nacho, contame algún viaje.

DOLORES:
– ¿A dónde vamos? ¿Dónde estoy?

SANDRA
– Tené cuidado nena, que te podés quemar.

ELY
(Se acerca más a Nacho y mirándolo fijamente le roza el pecho con la mano)
– ¿Estuviste en México?

Dolores:
– ¡Fuego! ¡Fuego! ¿Dónde estoy? ¿Quién soy? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?

(Ely riéndose se aleja de Nacho).

SANDRA
– Nacho...

NACHO
(Apesadumbrado)
– Ahora vengo (sale).

LULA
– ¿Serena?

SERENA
– Sí, Tula

LULA
(Resignada sigue)
– ¿Trabaja bien el amigo de Escorpión?

SILVIA
– No sé, Marta.

MARTA
– ¡Silvia!

SILVIA
– Ay, perdón.

SANDRA
– Nena ¿Siempre tratás así a los hombres?

ELY
– No, solamente si viajaron...

SANDRA
– ¿Y eso que cambia?

ELY
– Que hay gente que no sabe dónde está.

SANDRA
– ¡Cómo La Perdida!

ELY
– Solamente los que viajan saben dónde están, por lo menos alguna vez. El que no camina se pierde...

DOLORES:
– Y yo... ¿Dónde estoy? ¿Quién soy? ¿Para qué?

SANDRA
– ¡¿Para qué?!

ELY
– ¿Para qué, qué? ¿Por qué? en todo caso...

SERENA
– Ay, ay, ay, ay ... No se puede ya, no saber lo que se sabe...

LULA
– Shhh... ¿Escuchó?

SERENA
(Descontrolada)
– Sí, si, ¡Claro que escuché! ¿Cómo no voy a escuchar? ¡La sarta de pavadas que dice esta mujer... cada vez que aparece!

LULA
(Sorprendida)
– ¡Serena!

SERENA
(A Dolores)
– ¡Váyase! ¡Váyase!

LULA
(Intentando apaciguarla)
– Serena... cálmese, ¿qué le pasa?

SERENA
(Como si nada hubiera pasado)
– ¿A mí? ¿Por qué, querida?

(Dolores se va, Lula y Serena hablan las dos al mismo tiempo).

LULA
– ¿Por qué se descontroló de esa manera?... me asustó... está bien que esa mujer era exasperante... pero no tenía por qué ponerse así... gritándole... a una pobre mujer perdida e indefensa que lo único que quería era saber quién era... o acaso usted sabe que lo sabía y lo estaba haciendo a propósito. Pero... ¿Con qué objeto?... si al fin y al cabo ese es su problema y no sé por qué nosotros, que no sabemos nada, tenemos que alterarnos por tan poca cosa... ¿O acaso alguien lo sabe, y?... A propósito...

SERENA
– ¿Qué se cree, esa? ¿Qué va a venir acá a reclamar qué? Si al fin y al cabo siempre fue una perdida... y ahora viene con esos aires de mosquita muerta... a preguntar quién es... je, como si no lo supiera... porque no me va a decir a mi que alguien que anda por ahí tan alegremente no sabe quien es... y por qué nosotros tendríamos que saberlo... y aunque lo supiera quién dice que se lo tendría que decir a ella... que se aparece así de la nada... tan despistada ella...

(Vuelve a coincidir el diálogo)

LULA
– ¿Dónde está Nacho?

SERENA
– Salió un momento... (retomando su habitual candidez) Digamé, querida ¿A usted le gustan las plantas? Ay, creo que ya se lo pregunté ¿no?

LULA
(Más reposada)
– No... no me preguntó, pero si quiere saber... me gustan los jazmines...

SERENA
– Ah, yo sabía, ¿a quién no le gustan los jazmines?. Aunque... ¿le digo la verdad? a mí me encanta todo lo verde... las margaritas, los helechos, los gladiolos, las cotorras, los dólares, las esmeraldas, los...

LULA
– Pero... Serena, estábamos hablando de plantas...

SERENA
– Ay, si, lo que pasa es que yo, cuando hablo de plantas, me pierdo... me voy a la estratósfera ¿vio? Igual que cuando me preguntan de mis caballos... Rodolfo con sus ojos color café y el Idelfonso, que tiene los ojos tan celestes...

LULA
(Interrumpiéndola)
–Si, ya me contó... que parece Pegaso surcando el firmamento y todo eso...

SERENA
–Ay, si tiene razón,... pero es que esta mujer me puso tan nerviosa...

LULA
(Tratando de escuchar)
–Shhh... ¿Escuchó? Ahí está otra vez

SERENA
(Intrigada)
–¿Qué?

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